Ser padre o madre es uno de los eventos más importantes, más bonitos y más esperados de la vida. Nos ayuda a desarrollarnos personalmente, a madurar, a tener nuevos objetivos y a crecer como personas. Sin embargo, también es uno de los eventos más estresantes, que más responsabilidad conllevan y que más problemas crean. De hecho, es una de las fuentes de estrés, ansiedad o depresión en la edad adulta. Si quieres leer más sobre estos trastornos y superación personal.
El tema de cómo educar a los hijos es algo delicado porque cada padre tiene sus propias concepciones y creencias. Todos hemos sido educados en una familia diferente, tendemos a educar a nuestros hijos de la misma forma y a algunos padres no les gusta que les digan cómo tienen que educar a sus hijos.
Algunos padres son autoritarios, porque creen que deben mandar siempre y guiar en todo a sus hijos. Sin embargo esta estrategia de educación lleva a que los niños no desarrollen su independencia y el respeto hacia sí mismos.
Otros sobreprotegen a sus hijos, son demasiado permisivos y no muestran a sus hijos que hay límites que no se deben pasar, que el mal comportamiento tiene consecuencias negativas.
Ambos extremos son negativos y pueden afectar al desarrollo del autocontrol y de relaciones personales sanas en los niños. Además, esto se traslada a la adultez de esos niños.
El mejor estilo de educación es el democrático. Es decir, premiar y ser cariñoso cuando el niño se lo merece y castigar cuando el niño se comporta mal. Se respetan los sentimientos, se permite elegir, pero se establecen claros límites a los comportamientos inadecuados. Es un estilo que se puede describir como respetuoso, justo, flexible y que permite el desarrollo, aprendizaje y autonomía personal. Educando así, se desarrollará la autonomía, autocontrol y autoestima de tus hijos.
Tanto del estilo autoritario como permisivo surgen diversos errores de comunicación. Veamos algunos con ejemplos y cómo se corregirían con el estilo democrático.
1-Dar demasiadas advertencias o mandar demasiado
Muchos padres tratan de controlar a sus hijos en todo, desde que se levantan hasta que se acuestan y no les dejan que se desvíen lo más mínimo de lo que está establecido. Si el niño no hace lo que el padre pretende, este se puede desesperar y comienzan las advertencias o regañinas. El problema con esto es que los niños aprenden a no hacer caso, porque se habitúan a esas advertencias y saben que vendrán más y más.
El equilibrio se encuentra en dar autonomía y controlar cuando se requiere porque se traspasan o se está cerca de traspasar los límites. La clave es entender que aunque sean niños, deben comenzar a construir su autoestima, responsabilidad y autonomía, y nosotros no lo debemos hacer por ellos.
-Ejemplo de comunicación incorrecta:
“Rafa deja de ver la película y ponte a hacer ya los deberes.”
10 minutos más tarde:
“Rafa ¿Qué te he dicho? Así vas a conseguir el suspenso.”
5 minutos más tarde la madre apaga la televisión y:
“Rafa trae ya los deberes. Yo me pongo contigo”.
Con esta forma de comunicar nunca se ha transmitido al niño que se confía en él para hacer los deberes o que es su responsabilidad. Es más, se ataca su autoestima. Al final, la madre no da pie a que el niño desarrolle su autonomía haciendo solo los deberes.
-Ejemplo de comunicacióncorrecta:
“Rafa, ¿Tienesdeberes?En dos horascenamos.Si mañana no los entregas será tu responsabilidad dar explicaciones al profesor”.
En este caso, en primer lugar, se pone un límite de tiempo para terminar la tarea. En segundo lugar, se deja claro que es su responsabilidad y no se juzga al niño. En tercer lugar, se deja ver una consecuencia negativa en caso de que no lleve a cabo el comportamiento correcto.
Ten en cuenta también el tono de voz que usas. Uno demasiado negativo puede hacer que el niño se ponga a la defensiva.
2-Usar la culpa para conseguir comportamientos
El mayor error que los padres cometen es considerar que los niños tienen el mismo punto de vista y tienen la misma naturaleza que los adultos. Sin embargo, los niños son diferentes y están en pleno proceso de desarrollo de capacidades como la empatía, pensamiento abstracto, responsabilidad, autonomía, etc.
El aspecto de la empatía es muy importante, ya que los adultos suelen esperar que los niños la tengan desarrollada y, sin embargo, se desarrolla con la madurez y cada niño lo hace de forma diferente dependiendo de sus experiencias.
Por tanto, no podemos esperar que vean las cosas desde nuestro mismo punto de vista y no podemos culparles por ello. Simplemente tenemos que entender que nuestra perspectiva es distinta y que son niños; son desordenados, corren, ríen mucho, etc. Cuando te encuentres estresado, respira hondo y trata de entender esto. Te recomiendo que aprendas técnicas de relajación, aunque ese es otro tema.
-Ejemplo de comunicaciónincorrecta:
“María te he pedido 50 veces que recojas el plato y no me haces caso. ¿No ves locansada que estoy y no me ayudas? ¿No podrías ayudarme? ¿Por qué eres tan egoísta?”
Con esa forma de comunicarse, es muy difícil que surja una emoción positiva hacia el padre por parte del niño. Además, llamando al niño egoísta, se incide en la construcción de su autoconcepto. Lo que otros ven en nosotros, influyen en cómo nos representamos a nosotros mismos, incluido en los niños.
-Ejemplo de comunicacióncorrecta:
“María aún no has recogido tu plato. Me gustaría que me ayudes porque así termino y puedo descansar antes. En caso contrario no podremos ir al parque.”
De esta forma se comunica claramente las necesidades y sentimientos sin ira o culpar. Se da un por qué y se deja ver una consecuencia negativa. Todo sin afectar al autoconcepto y autoestimadelniño.
Recuerda que la comunicación también engloba el lenguaje verbal y paraverbal y que tendrás que comunicar con gestos delicados y con un tono amable, aunque con cierta autoridad.
3-Hablar demasiado
Muchos padres sueltan sermones o no dejan de hablar a sus chicos para explicar cosas. Sin embargo, está demostrado científicamente que el cerebro solo puede mantener cuatro únicas ideas a corto plazo en la memoria. Esto es, mantener en la memoria unas dos frases cada 30 segundos. Todo lo que lo sobrepase, provoca fatiga y malestar. ¿No te has cansado alguna vez, incluso sintiendo malestar, de escuchar a alguien que habla mucho y te quieres ir?
-Ejemplo de comunicaciónincorrecta:
“ A ver cómo hacemos para que puedas compaginar el fútbol y las clases este año. Si tienes que ir al fútbol todos los días, es mucho tiempo, porque también tendrás que hacer deberes e ir a clases de inglés. Por cierto, a las clases de inglés sí tienes que ir porque es fundamental para tu futuro. Pero el deporte también te viene bien porque es bueno para la salud y te ayuda a conocer a gente.”
En este ejemplo no se deja nada claro. Se dice que es un problema el compaginar fútbol y clases, pero que inglés también es importante. Luego se dice que el deporte también es bueno. Por otra parte, no transmite confianza al niño. Resulta mejor el dejar que el niño exprese qué quiere y luego dejar ver los obstáculos y consecuencias, siempre con asertividad.
-Comunicación correcta:
“Este año vas a estar muy ocupado con clases, fútbol e inglés. ¿Crees que lo puedes llevar todo a la vez?”
En este caso, se le da autonomía al niño y se deja clara la idea. A partir de la respuesta del niño, se dejarían ver los inconvenientes, siempre dando flexibilidad y actuando a medio y largo plazo dependiendo de los resultados que se vayan observando.
4-No escuchar
Si quieres que tu hijo aprenda a escuchar, la mejor forma es haciéndolo tú con él. Es complicado porque los niños dicen muchas cosas inesperadas, interrumpen o nos hablan en momentos en los que estamos pensando en otras cosas. En estos casos, simplemente puedes argumentar que estas ocupado y que le atenderás en 5 o 10 minutos (escuchándole luego, claro).
-Ejemplo de comunicación incorrecta:
Una niña le dice a su padre que ha sacado un 10 en matemáticas.
“Qué bien Ana” (sigue leyendo el periódico).
Además de que el lenguaje no verbal es muy importante (mirar a los ojos, atender, postura corporal…), esas palabras reflejan poco interés por algo tan importante como una asignatura y la niña percibirá a su vez que no es importante.
-Ejemplo de comunicación correcta:
Una niña le dice a su padre que ha sacado un 10 en matemáticas.
“¡Un 10, québien!Estoy orgulloso de ti (un beso). Cuéntame cómo fueron los ejercicios y que te ha dicho el profe”.
En este ejemplo se le da a la niña una recompensa (“estoy orgulloso” y un beso) y se muestra interés por la asignatura. Esto contribuirá a la construcción de la autoestima del niño y a que siga mostrando interés por sacar buenas calificaciones.
En definitiva, comunicarnos con los niños es difícil y es sencillo cometer errores, aunque podemos mejorar mucho si somos conscientes de nuestra forma de comunicar y educar, evitando reacciones automáticas, usando un buen tono y lenguaje no verbal, mostrando consecuencias a los comportamientos, escuchando y evitando culpar.
Fuente: www.escuelaenlanube.com
Autor: Alberto Rubín Martín