Realice un taller para padres y entrenadores deportivos el cual tenía cómo tema central la relación que deben tener ambos para optimizar el desarrollo deportivo de los niños, incluso la formación integral de los jóvenes deportistas, entendiendo que el deporte toma en cuenta variables del desarrollo humano a partir del equilibrio biológico, psicológico y social.
Hice mención durante el curso, que al ser formadores en la cancha y el hogar, debíamos tener entre nuestras cualidades principales, ser tolerantes y pacientes, porque el aprendizaje tiene sus fases, no todos los niños tienen las mismas capacidades psico-motrices, no todos aprenden de la misma manera y al ser un trabajo a largo plazo debemos enfocarnos en el desarrollo y en el proceso más que en el resultado de ganar o perder, esta afirmación hizo que una padre apoyado por un entrenador haga la pregunta: “¿tolerancia? ¿paciencia? ¿dónde se compra eso? Yo entiendo lo que dice profe, pero me estresa cuando no veo el resultado en el momento”.
Tener claro cuál es el objetivo del trabajo y la metodología que vamos a usar para lograrlo, nos va a permitir alcanzar la paciencia y la tolerancia idónea en el proceso de formación de los jugadores, independientemente de tener a la mano un manual de ejercicios y estímulos deportivos, un formador tiene que tener claro el proceso de aprendizaje que se estará presentando para auto-ajustar su tolerancia al error, el cual es uno de los problemas más comunes entre los entrenadores en las sesiones de entrenamiento.
Entonces, la tolerancia es importante poseerla en nuestro trabajo, porque es la actitud pacífica frente a las diferencias en otros individuos, es poseer una actitud que respeta las opiniones, ideas o actividades de las otras personas, aunque no coincidan con las propias, en el caso del deporte se trata de respetar los ritmos de aprendizaje.
Cuando los jóvenes en formación llegan a las escuelas deportivas, deben incorporar nuevas informaciones psico-motrices pasando por sus diferentes etapas de aprendizaje, para ello el entrenador deportivo debe considerar estas etapas para enseñar y su tolerancia debe de estar acorde a la actuación del deportista durante este proceso.
Corresponde mencionar que aprendizaje es el proceso por el cual la experiencia o la práctica producen un cambio relativamente permanente en la conducta o potencial de la conducta y este proceso se divide en 3 Fases: La Cognitiva, la asociativa y la autónoma.
Al iniciar un entrenamiento o un periodo de prácticas el tiempo que se invierte en explicar en qué consiste la sesión o como deben ejecutar los movimientos correctos, los deportistas pasan por la primera fase del aprendizaje, el cognitivo, el cual se centra en acumular una comprensión de la manera en que se ejecuta la destreza, el jugador utiliza la cognición o proceso psicológico para obtener un conocimiento de cómo se ejecuta, haciendo varios ensayos iniciales de la tarea. Es un periodo relativamente corto, dentro del proceso global de aprendizaje. Entendiendo que el proceso es la comprensión, la ejecución motriz no es tan fina y hábil, está el atleta propenso a cometer errores mientras pasa a la siguiente fase, sabiendo que el error es parte del proceso nuestra tolerancia debe ser amplia, con un discurso explicativo pacífico y orientador, sin recriminar la ejecución incorrecta para brindar seguridad y confianza, utilizando nuestros recursos verbales y no verbales para que los deportistas logren superar la fase cognitiva.
Ya una vez comprendida la tarea, los jóvenes atletas avanzan a la Fase asociativa que es la fase práctica o de fijación, es un periodo mucho más largo, el aprendiz pone en práctica la destreza para alcanzar su dominio. Los formadores pueden ser un poco más exigentes siempre manteniendo el entendimiento que a medida que el deportista practique sus errores irán disminuyendo, tener una actitud hostil en esta fase de la enseñanza puede sabotear y retrasar la ejecución óptima.
Finalmente, el jugador lograra la autonomía cuando sea capaz de poner en práctica la destreza a la perfección inconscientemente, la cual se ha practicado hasta el punto de convertirse en un hábito. Que logre ejecutar a la perfección los movimientos requeridos por los estímulos no significa que ahora tenemos una maquina perfecta que no se equivocará, como seres humanos siempre estaremos en posición de cometer algún error, pues, podremos cerrar nuestra tolerancia, que no sea tan amplia como cuando el joven deportista estaba en la fase cognitiva, pero jamás debemos tener la tolerancia en cero, recordemos que no son robot perfectos que jamás se equivocan y tampoco son animales que vamos a estar gritando y regañando por todo y nada en las sesiones de entrenamiento o competencias.
La tolerancia para mi humaniza al entrenador, hace que busque diferentes formas de trabajar, utilice una gama amplia de recursos de enseñanza, esté preparado ante las diferencias de los practicantes, respete su tiempos de aprendizaje y que si no puede con una explicación simple, utilice el modelaje o las explicaciones verbales y no verbales, que busque y haga uso de materiales audiovisuales, en fin, que no sea un entrenador limitado que por no tener más recursos, que quiera imponer y enseñar por medio de los gritos, insultos, regaños y castigos, sin ninguna tolerancia por los actos de los jugadores y evidentemente sin ser paciente a que los jóvenes logren ejecutar a la perfección lo que fue enseñado.
La tolerancia y la paciencia no se compran, se trabajan con capacitación, comprensión, objetivos claros, visión de futuro, buena metodología de enseñanza, empatía, respeto, creatividad con los recursos para enseñar y sobre todo entendiendo que trabajamos con seres humanos que sienten y se apagarán a las actividades que lo hacen sentir bien y autor realizados.
Autor: D.T Ramón Cristaldo