Ser padre entrenador en un equipo

    A nivel de fútbol base, muchas veces se nos puede dar el caso de que un padre acabe siendo el responsable del equipo donde juega su pequeño por lo que será padre entrenador de su propio hijo como parte de un equipo.

Es una excelente oportunidad para que el padre y el niño se vinculen aún más, una oportunidad para que el padre se involucre activamente en la vida de su hijo y lo más importante, una oportunidad para crear grandes recuerdos para los años venideros.

Consejos para ser padre entrenador

Desafortunadamente, pese a tener la formación adecuada como entrenador, entrenar a tu propio hijo no siempre es una experiencia positiva.  Por ello, vamos a facilitar algunos consejos útiles para asegurarnos de que la experiencia compartida sea positiva:

Antes de pensar en ser padre entrenador del equipo de su hijo, ten una charla con el sobre cómo se siente acerca de que sea su padre entrenador. Si va a suponer una situación incómoda entre ambos, entonces tal vez sea mejor que sigas siendo el mayor apoyo que pueda tener desde la línea de banda tanto para él como para el entrenador.  Ofrece ayuda de otras maneras al equipo o si deseas desempeñar un papel más importante busca otro equipo para dirigir.

Asegúrate de que haya diferencia entre cuando eres el padre y el entrenador. Tu hijo necesitará saber que cuando es el entrenador deberás tratar a todos los jugadores por igual, pero tan pronto como vuelvas a ser el padre necesitas asegurarte de que tu hijo sepa que eres esa figura. Trabaja duro para no ensuciar las aguas en esto. Ser ‘entrenador’ durante toda la semana sólo puede tener implicaciones negativas.

Busca el equilibrio adecuado entre elogiar y penalizar a tu hijo. Esto es algo muy difícil como padre entrenador y probablemente sea demasiado duro para tu propio hijo si no le das los suficientes elogios por las cosas correctas. La razón por la que solemos no hacerlo es que no hay peor manera de envenenar un ambiente para otros jugadores y otros padres que cuando un entrenador se inclina demasiado a favor de su propio hijo.  Como podemos ver, el problema es que se nos podemos ir demasiado hacia el otro lado.  Si tienes un asistente o un amigo, comprueba con ellos si perciben que estás logrando el equilibrio correcto.

No hables con tu hijo de otros padres y otros jugadores, especialmente en un tono negativo. Esto hace que las cosas sean muy difíciles para un niño pequeño que probablemente sea muy amigo del jugador y a cuyos padres podrías estar criticando. El niño necesita decidir por sí mismo sobre los otros jugadores y no deberías buscar formar una alianza de entrenamiento con tu propio hijo.

Trata de actuar al margen de manera que su hijo o hija se sienta orgulloso de tenerlo a usted como padre entrenador. Recuerda que tu hijo o hija no es el único que se está desempeñando durante el juego (no lo sigas con un foco sobre su cabeza). Compórtate de tal manera que comuniques claramente a tu hijo y a los que le rodean que éste es sólo un juego recreativo para niños, jugado por niños porque es DIVERTIDO.

No te dejes absorber por toda la semana que gira en torno a los entrenamientos y partidos para ti y tu hijo. Intenta no pasar el resto de la semana practicando más en casa y hablando sobre el juego de la semana pasada todo el tiempo y el llamado «gran partido» que se avecina. Ser padre entrenador toda la semana es demasiada sobrecarga para un niño y para el resto de la familia. Debéis hacer otras cosas en grupo fuera de este deporte. De este modo todos os mantenéis frescos y sin resentimiento por el gran compromiso que habéis asumido.

El mayor aspecto positivo incluye el poder pasar un tiempo de calidad juntos. Además, tu hijo percibe que recibe atención especial, elogios y ventajas, como, por ejemplo, estar familiarizado con el entrenador. En la percepción del niño, tenerte como padre entrenador es una oportunidad para recibir motivación e instrucción técnica que otros en el equipo no reciben. En la perspectiva del padre, ser ambos, entrenador y padre, provee la oportunidad de enseñar valores y habilidades, la oportunidad de ver como tu hijo interactúa con sus amigos, y la habilidad de ver los logros de tu hijo y sentirse orgulloso de ellos.

Por último, diremos que disfrutéis de la experiencia ya que sin padres entrenadores la mayoría de los equipos ni siquiera existirían. Nuestro consejo es que no entrenéis a vuestro propio hijo para siempre. Es genial en las edades más tempranas, pero hay un momento en el que hay que alejarse y verlos jugar. Dedicad algo de vuestro tiempo a ser simplemente un padre o una madre y cuando sea tiempo de dejadlos ir, dejadlos ir.

Autor: ACADEF

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