La competitividad en el fútbol base

En los tiempos que vivimos la competencia define muchas de las actividades que nos rodean, no solo en el ámbito deportivo. Actualmente hay un aumento de la competencia a todos los niveles y para ser competitivo también se deben trabajar ciertas aptitudes.

Cuando los padres inscriben a sus hijos en actividades deportivas, en este caso concreto a fútbol, muchas veces se encuentran en una posición que les lleva a cuestionarse: ¿a qué club llevo a mi hijo? ¿Y con qué finalidad? Hay entidades o clubes en los que prima el rendimiento deportivo y otros en los que sus fines principales son otros diferentes como: la práctica deportiva, socialización, pertenecía a un grupo, etc.

El fútbol en sí lleva implícita la competitividad, el factor determinante es como nosotros, como entrenadores de fútbol base, encauzamos esta competitividad. En la disputa de un balón, en una carrera, en un salto de cabeza, en la defensa o ataque de un córner,… hay que ser competitivo, porque el juego así lo requiere; y será más competitivo el que mejor desarrolle sus capacidades futbolísticas, las cuales van a ser el objeto de nuestros entrenamientos diarios, convirtiéndose así en nuestra principal labor, hacer mejores jugadores.

Otra cosa distinta es que para ganar la disputa de un balón, fomentemos una agresividad no comprendida en las normas del propio juego. Ahí sí estaríamos fomentando una competitividad negativa.

Por ello el valor de la competitividad en el deporte en general y en el fútbol en particular, no es ni mala ni buena, todo dependerá del enfoque que le demos.

¿Qué pasa si fomentamos la competitividad negativa en el fútbol base?

Está bien superarse a sí mismo, superar barreras autoimpuestas y dar la mejor versión de uno mismo. La competitividad insana, es aquella que desprestigia a los vencidos y ensalza en exceso a los ganadores, acarrea graves consecuencias, como son:

  • Aumento del estrés en el niño.
  • Incremento de la ansiedad.
  • Hace que sea menos divertido.
  • Puede acarrear malestar físico y psicológico.

El objetivo del deporte es formar en el deporte en cuestión, en este caso en fútbol, y formar personas. Deporte y educación tienen que ir de la mano. Para tener los mejores deportistas hemos de educar mejores seres humanos.

Es interesante que hasta los 12 años el fútbol tenga, un aspecto recreativo y formativo. Ayuda a enseñar al niño coordinación física y una formación integral que le ayude a fortalecer la vida emocional, tener una disciplina siguiendo las normas establecidas y aumentar su tolerancia a la frustración.

Fuente: www.pebetero.com

 

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